miércoles, agosto 02, 2006

¿Hacia un nuevo concepto de Fisioterapia?


Todos conocemos la definición académica de la palabra fisioterapia y, si nos preguntan sobre su significado, diríamos casi miméticamente lo mismo. Aceptamos sin reparo esa definición formal . Sin embargo, creemos que es posible e incluso necesaria una reflexión sobre el fondo y la extensión de la misma. Lo que se plantea aquí es si efectivamente bajo es palabra se amparan todas las nociones de fisioterapia y si el concepto fisioterapia puede y/o debe sufrir una transformación. Pero quizás antes de continuar no sería ocioso precisar lo que es un concepto, aspecto clave en nuestra argumentación.
Se ha definido el concepto como el contenido significativo de determinadas palabras. Las palabras son sólo símbolos de esas significaciones. Edward Sapir (1) habla de concepto como “envoltorio cómodo de ideas que comprende millares de elementos distintos de la experiencia y que puede comprender otros tantos miles”. Así pues, las palabras desencadenan inmediatamente una imagen porque ha habido una asociación arbitraria que identifica el símbolo con las distintas nociones que existen de lo que se simboliza. Para que sea posible la comunicación de ideas las distintas nociones de algo deben confundirse, y esto es así también para la palabra fisioterapia.
Volvamos ahora, sin intención de ser prolijos, sobre la definición de Fisioterapia. La OMS (1968) la describe como “el arte y la ciencia del tratamiento por medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad. Además, la Fisioterapia incluye la ejecución de pruebas eléctricas y manuales para determinar e grado de afectación de la inervación y la fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales o la amplitud del movimiento articular y medidas de la capacidad vital, así como ayudas diagnósticas para el control de la evolución”. La Confederación Mundial para la Fisioterapia (WCPT) la define como “el conjunto de métodos, actuaciones y técnicas que, mediante la aplicación de medios físicos curan, previenen y adaptan a personas afectadas de disfunciones somáticas y orgánicas o a las que se desea mantener un nivel adecuado de salud”. Reproducimos estas definiciones por la importancia de las organizaciones de las que dimanan. Son muy genéricas y válidas a efectos didácticos pero requieren una profundización para asegurarnos del valor de concepto de la palabra fisioterapia, en los términos que decíamos más arriba. Partimos del convencimiento de que las nociones de fisioterapia no son unívocas y de que, además, es preciso explicitar nuevas concepciones.
La realidad de la profesión de Fisioterapia es radicalmente distinta de la de hace medio siglo. Se ha producido un avance enorme en lo concerniente a las técnicas así como a los campos de aplicación. Se ha desarrollado la formación continuada demandada como una necesidad por el propio colectivo, la atención primaria supone un grado mayor de autonomía pero también de responsabilidad, la situación altual del mercado de trabajo propicia la orientación hacia el ejercicio liberal. Todo ello se acompaña de la permanencia en esquemas continuístas en los que el fisioterapeuta es un mero ejecutante. Es esta situación que dibujamos de una manera ciertamente somera en la que pretendemos reflejar nuestra visión de la Fisioterapia. Prescindimos de las consideraciones legales, no por desdeñarlas, sino porque esta concepción tiene más el carácter de propuesta, de mirada hacia el futuro. Además, es un hecho que en España no existe legislación específica en en este ámbito y sería conveniente profundizar en campos y técnicas que vienen siendo abarcados por muchos fisioterapeutas como parte de su trabajo aún sin soporte normativo.
El núcleo de toda nuestra argumentación se halla en la propia palabra fisioterapia. De ahí todo lo antedicho. Si examinamos la etimología y añadimos una visión amplia, sin restricciones apriorísticas, no es difícil seguir el hilo del razonamiento. Efectivamente, tenemos que prescindir de visiones limitadoras ya en el nombre, como en la Kinesiterapia, definida como el sanar por el movimiento. Vaillant y colaboradores (2) hablan de los fisioterapeutas, desde un enfoque que podría cuestionarse, como especialistas en el movimiento perturbado. Pero también aclara que ese movimiento sobrepasa ampliamente al de las estructuras musculoesqueléticas y abarca también el flujo gaseoso respiratorio, la circulación arterial, venosa y linfática, la movilidad de la vísceras y, por qué no, los flujos energéticos.
Decíamos, pues, qu e el nombre de la profesión es propicio al expansionamiento. Lo que hacemos es tratar por medios naturales. Tratamos las consecuencias de la patología pero también tratamos personas. Tratar es manejar, gestionar, pero es también asistir a una persona. El acto terapéutico trasciende a la mera ejecución limitada en tiempo y espacio. En su esfera entra la consideración de aspectos sociales, económicos, familiares, profesionales, sicológicos, educativos, etc. Nos enfrentamos a una visión totalizadora del paciente y esto acarrea nuevas exigencias y compromisos.
En este sentido nos incorporamos a una corriente que se extiende por las otras profesiones sanitarias. Lo que nos caracteriza es el conjunto de medios que usamos como fisioterapeutas. Lo físico en este caso se refiere a los agentes naturales, es decir, que se hallan presentes en la naturaleza. Este es un concepto muy vago en cuanto que amplio. La naturaleza es el conjunto y disposición de las cosas existentes, todo lo que no ha sido preparado artificialmente. El movimiento o su ausencia, el calor o la electricidad existen aunque nosotros seamos los que los generemos y dosifiquemos. En base a esto realizamos prácticas convencionales en el sentido de que responden a precedentes o a la costumbre. Constituyen las prácticas más antiguas y por ello las más conocidas y difundidas. En este plano están la cinesiterapia clásica (incluyendo también el masaje-con sus variantes- o métodos como Kabat o Bobath) o la electroterapia. Pero el núcleo de nuestro discurso es que debemos ensanchar nuestra visión de la Fisioterapia, verla desde una perspectiva macroscópica. Esto significa verla en su actualidad y desde sus orígenes, al tiempo que con un enfoque prospectivo (3). Se trata de una ciencia dinámica que precisa de un enriquecimiento constante en consonancia con el contexto en el que está inmersa. Así, hemos ido adicionando técnicas y campos de intervención como el drenaje linfático, la fisioterapia uroginecológica, coloproctológica o cráneomandibular. Nadie duda de que son técnicas genuinamente fisioterápicas. En la misma línea se debe y se están asumiendo otras modalidades que se apoyan en metodos enteramente físicos y que incluso son variantes de la Fisioterapia convencional. Nos referimos, entre otras, a las llamadas, de forma cuestionable, terapias manuales (incluyendo Osteopatía, Etiopatía, Quiropraxia, etc.), la digitopresión o la reflexoterapia podal. Creemos que es legítimo reclamar todas ellas como propias de la Fisioterapia.
Junto a estas se originan fruto del esfuerzo y la experiencia de muchos/as colegas nuevos abordajes terapéuticos como la microkinesiterapia, la técnica de Sohier, la técnica de Maitland, la técnica de Mezières (y sus derivaciones-Souchard, Bousquet-), la fisioterapia en animales, etc. que han de ser integradas con una formación específica.
Hay otras técnicas no físicas que se utilizan en Fisioterapia. Tradicionalmente se ha recurrido a técnicas de relajación como Shultz, Jacobson o la Sofrología. Incluso la hipnosis ha sido propuesta como una ayuda para los fisioterapeutas (4).
Tal vez lo novedoso de nuestra visión es entender que podemos asumir métodos no consuetudinariamente fisioterápicos. Nos referimos en particular a la acupuntura en sus diferentes modalidades (5). No se trata de reivindicarla para sí sino de incluirla como una parte normal de la nuestra práctica si lo consideramos oportuno. Obviamente, las otras técnicas que utilizan medios físicos sobre puntos de acupuntura (electroterapia, láserpuntura, digitopresión) son técnicas de la Fisioterapia.
Pero aún nos atrevemos a reclamar la posibilidad de usar otros medios terapéuticos que bien pueden considerarse como naturales. Tales son la Fitoterapia y la Homeopatía. Sus productos son de expendio libre e incluso de uso ancestral y, con los conocimientos adecuados, pueden y deben ser coadyuvantes en los tratamientos considerados convencionales (6).
Esta noción expansiva de la Fisioterapia encuentra ahora mayores posibilidades de verse desarrollada. La concepción de la salud y la horizontalización de la toma de decisiones son un buen caldo de cultivo. Pero, además, consideramos que esa evolución es necesaria y concordante con el proceso que se extiende a otros países de nuestro entorno, respecto a los cuales sufrimos en muchos casos un considerable retraso. Requiere un esfuerzo formativo y, tal vez, un cambio de mentalidad. Heráclito dijo que nada permanece sino el cambio y la Fisioterapia es un ejemplo de este sabio axioma.
MÁS SOBRE FISIOTERAPIA.

1. Sapir, E. Definición de lenguaje. En: Lecturas de Antropología social y cultural. Madrid: UNED. 1995.
2. Vaillant, J., et als. Le diagnostic kinésithérapique. Kinésithér. Scient. 1999;389:9-12.
3. Albertos, F. Una medicina para el siglo XXI. Madrid. Ediciones Pirámide. 1996.
4. Varma, D. L´hipnose en kinésithérapie. Kinésithér. Scient. 1999; 394: 35-43.
5. Hopwood, V. ; Lovesey, M.; Mokone, S. Acupuncture and related techniques in Physical Therapy. New York. Curchill Livingstone. 1997.
6. Zerbid, O. Le point sur les traitements de la capsulite rétractile de l´épaule. Kinésithér. Scient. 1999;395: 16-45.